Idea

Nadia Essalmi, pionera de la edición juvenil en Marruecos

Ofrecer a los jóvenes lectores libros que reflejen su realidad: este fue el objetivo que, en 1998, llevó a Nadia Essalmi a fundar Yomad, la primera editorial dedicada a la literatura infantil y juvenil en Marruecos. Su catálogo cuenta hoy con un centenar de títulos, pero producir y distribuir libros originales sigue siendo un desafío constante.
L’autrice et éditrice Nadia Essalmi chez elle en 2021.

Ghalia Kadiri
Periodista en Casablanca, Marruecos

Nadia Essalmi no tiene tiempo que perder. Acaba de salir de una librería del barrio comercial de Maarif, en Casablanca, donde ha estado promocionando su última novela. Esta quincuagenaria de aspecto atlético acude a una reunión tras otra, pasa de un proyecto a otro y desempeña varios trabajos. Editora ante todo, también es escritora, directora de un festival literario y activista comunitaria. “No puedo estarme quieta. Ya de niña era hiperactiva”, confiesa con una carcajada, sentada en la terraza de un café de este animado barrio de la capital económica marroquí.

La creación de Yomad, la primera editorial juvenil de Marruecos, es sin duda su proyecto más ambicioso. “En 1998, cuando asistía a una feria del libro en París, me di cuenta de que no había ni un solo libro infantil en el stand marroquí”, explica esta morena elegante y sonriente. Meses más tarde nació Yomad. “No me considero una editora, sino más bien una activista de la edición, porque cada día es una batalla. Me ocupo de todo: desde el diseño hasta la maquetación de los libros, sin olvidar la corrección ni el embalaje. Todo”, precisa Nadia, nacida en  Casablanca y que más adelante se trasladó a Rabat, donde fundó una familia. 

En un país donde la edición para jóvenes lectores se ha limitado durante mucho tiempo a los libros importados, materializar un proyecto de esta índole no fue tarea fácil. “Es un sector joven. Los escritores para público infantil son escasos, al igual que los ilustradores”, señala. Desde hace más de veinticinco años, Yomad cuenta con un centenar de títulos, con una tirada media de mil ejemplares.

Mayor sensibilización en las escuelas

Pero las dificultades aún son numerosas. “Publico libros de bajo coste para democratizar la lectura, pero como los márgenes son bien pequeños, las librerías no están muy interesadas. El nudo del problema reside en la distribución, y hasta ahora no se ha encontrado ninguna solución para ello”, lamenta. Incluso el público marroquí continúa siendo difícil de movilizar. “La mentalidad de la gente está formateada por otros estilos de libros. El público no siempre aprecia las producciones locales”.

El público no siempre aprecia las producciones locales

Pero Nadia Essalmi no se da por vencida. Recurre a escritores magrebíes de renombre, como Driss Chraibi, Mohamed Dib y Fouad Laroui, que brindan mayor visibilidad a sus libros y, al mismo tiempo, se esfuerza por sensibilizar a las escuelas y a las familias a fin de promover las producciones locales. “Cuando se importan libros, se importa con ellos todo un mundo imaginario”, insiste la editora. “Papá Noel y la Torre Eiffel no son muy reales para un niño que nunca ha salido de Marruecos. Los niños para desarrollarse necesitan el arraigo en su propia cultura”. 

La colección Comptines marocaines, primicia en Marruecos, reúne 24 nanas y canciones infantiles

Yomad publica principalmente en francés y árabe, así como un número reducido de obras en tamazight (bereber). Dirigidas a niños y adolescentes, tienen la particularidad de tratar elementos de la vida cotidiana marroquí, con un trasfondo romántico. Entre los títulos emblemáticos figuran Les Légendes de Casablanca [Las leyendas de Casablanca], de Mostapha Oghnia, y Abdelkrim El Khattabi, le héros du Rif [Abdelkrim El Khattabi, el héroe del Rif], que narra las aventuras de esta figura histórica de la resistencia rifeña contra el colonizador francés. La colección Comptines marocaines [Canciones infantiles marroquíes], primicia en Marruecos, reúne 24 nanas y canciones infantiles extraídas del patrimonio oral marroquí, que Nadia Essalmi ha reconstruido con el mayor esmero. 

Afición por la lectura

Difundir la lectura en Marruecos se ha convertido en la razón de su vida. Además de su trabajo como editora, dirige una revista cultural, anima un café literario, multiplica proyectos asociativos y creó, en 2017, el festival Littératures itinérantes (Literaturas Itinerantes), un espacio de intercambio entre escritor y lector que se traslada de ciudad en ciudad.

“Todos los niños nacen lectores. Pero si no mantenemos encendida esa llama, se apaga”. Ella misma se aficionó a leer a los ocho años gracias a sus vecinos. “En mi familia no había libros. Así que pasaba mucho tiempo en casa de mis vecinos, leyendo y tomando prestados sus libros: ¡me convertí en una adicta a la lectura!”. 

Años después, es ella quien inculca a los niños el gusto por la lectura. En 2016, lanzó en Rabat Lire pour grandir [Leer para crecer], una iniciativa destinada a promover la lectura todos los domingos, que se ha extendido a 15 ciudades de todo el reino. A través de su labor solidaria, visita regularmente las zonas rurales del país, donde ha contribuido a la renovación de escuelas y ha permitido la construcción de una biblioteca. “Si puedo aportarles un poco de felicidad a través de la literatura, lo habré ganado todo".