Idea

Nyasha Harper-Michon, una mujer constructiva

Para que sea sostenible, la ciudad del futuro tiene que ser más justa y acogedora, opina la arquitecta Nyasha Harper-Michon, basada en los Países Bajos. Nyasha intenta transmitir sus ideas al sector de la construcción y a los jóvenes arquitectos, y las redes sociales son claves en su estrategia.
Nyasha Harper-Michon in Amsterdam (the Netherlands) in 2023.

Anuliina Savolainen
UNESCO

La ciudad está hecha para él, a su medida. Se trata de un hombre de casi dos metros de estatura a partir del que se ha concebido el hábitat y el espacio urbano. Todo lo contrario de Nyasha Harper-Michon, arquitecta establecida en Ámsterdam, y que considera que no tiene mucho en común con este arquetipo. Le costaría alcanzar un objeto de una estantería diseñada sólo para él. A diferencia del modelo, cuyos horarios de trabajo son regulares, el de Nyasha varía de un día para otro. Él se desplaza en coche, mientras ella lo hace en bicicleta o utiliza el transporte público, al que sube con su cochecito de bebé. En pocas palabras, las necesidades de ambos y el uso que hacen de la ciudad son muy diferentes.

“Sin embargo, este hombre es el modelo de referencia. A menudo he diseñado proyectos para él: es lo que nos enseñan en la escuela de arquitectura. Él es la norma, la persona media para la que se diseña todo: nuestras casas, nuestras ciudades, el largo y ancho de nuestras calles, las sillas en las que nos sentamos, e incluso las tazas que utilizamos”, explica.

“Diseñar una casa y una ciudad para este hombre crea un mundo formateado que excluye a quienes no se parecen a él como mujeres, ancianos y personas con discapacidad”, lamenta. Sin embargo, hizo falta bastante tiempo para que la profesional se diera cuenta de ello. “Es algo tan omnipresente e insidioso que era incapaz de verlo”, afirma. Esta toma de conciencia ha reorientado por completo su visión de la profesión.

La vivienda y la ciudad pensadas para un arquetipo de referencia excluyen a quienes no se parecen a él

Arquitecta activista

Desde que tiene uso de razón, Nyasha Harper-Michon quiso convertirse en arquitecta. Nacida en 1993 en París, en el seno de una familia oriunda de Trinidad y Tobago, estudió arquitectura en París y después en Ámsterdam.

Pero durante sus estudios y al principio de su carrera, sintió que se abría una brecha cada vez mayor entre lo que le enseñaban y lo que ella esperaba de la arquitectura. “Probablemente se debiera a mi origen multicultural y al hecho de pertenecer a una generación que busca el sentido de las cosas”, afirma. “A partir de ahí, empecé a pensar en la función que podría desempeñar la arquitectura en la creación de un ambiente donde fuera posible al mismo tiempo vivir, trabajar y existir. Y donde hubiera sitio para todos”. 

Aunque su vocación no ha cambiado ni un ápice, Nyasha ejerce su profesión hoy en día haciendo algo más que construir edificios estrictamente. Se ha convertido en una “arquitecta activista”, término que ella misma ha acuñado para definir a arquitectos y urbanistas que hacen campaña a favor de reformas medioambientales y sociales. Como responsable de desarrollo estratégico de UNStudio, un estudio de arquitectura con sede en Ámsterdam, trabaja con agentes del sector inmobiliario y de la construcción para sensibilizar sobre cuestiones sociales y medioambientales y, además, imparte clases en dos universidades neerlandesas.

Nyasha es también una conferencista e influencer muy demandada. Su vocación la lleva a asistir a reuniones locales con los ciudadanos y a eventos internacionales como el Congreso Mundial de Arquitectos celebrado en Copenhague, Dinamarca, en julio de 2023.

El tema del Congreso de este año, “Futuros Sostenibles - No dejar a nadie atrás”, marca por sí mismo la evolución de la profesión hacia una arquitectura más inclusiva. Nyasha Harper-Michon, para quien la crisis climática y las desigualdades sociales van de la mano, está encantada con el cambio de rumbo que esto representa.

“Cuando hablamos de sostenibilidad, primero pensamos en los aspectos medioambientales porque la eficiencia energética y las emisiones de carbono son mensurables y más fáciles de entender. Los aspectos sociales son mucho más difíciles de cuantificar. Pero si ignoramos esta dimensión, no podremos afrontar realmente la crisis climática”.

Islotes de vegetación

A veces el cambio se consigue mediante gestos muy concretos, como instalar bancos, algo que permite que las personas mayores o con movilidad reducida puedan salir de sus casas ya que disponen de asientos para descansar por el camino. Otro ejemplo: el desarrollo de islas de vegetación que hacen que el calor del verano sea más llevadero en la ciudad y mejoran la calidad de vida de sus habitantes. A condición, por supuesto, de que todos se beneficien de estas medidas.

“Sabemos que los barrios acomodados suelen ser más verdes que los más modestos. Pero no está bien que los parques se reserven a los ricos”, opina. Las políticas ecológicas deben combinarse con programas de vivienda asequible, zonificación integradora, etc. Pensando de forma holística, podemos combinar el entorno natural y los barrios inclusivos.

Con el fin de poner en práctica sus ideas, Nyasha Harper-Michon ha brindado asesoramiento al Ayuntamiento de Ámsterdam para la planificación urbanística de Zuid Oost, un barrio en plena renovación urbana. “Se trata de un lugar donde hay fricciones entre la comunidad y el Ayuntamiento por la política urbanística que se lleva a cabo en un contexto de gentrificación. Los promotores inmobiliarios no suelen conocer bien a la población. Por eso hay que entrar en contacto con los residentes y crear vínculos”, explica.

Para abogar por una ciudad más abierta, la arquitecta también se apoya mucho en las redes sociales, que le permiten llegar a un público joven, a menudo presa de fuertes ansiedades. Nyasha lo ha observado en sus propios alumnos. “Están sujetos a mucha tensión. Es preocupante, pero esto también puede ser un estímulo que los anime a actuar”.

Las redes sociales pueden ser un medio eficaz de sensibilización. A pesar de sus limitaciones y deficiencias, la arquitecta cree que éstas son parte de la solución, ya que contribuyen a que la información circule y a crear un sentimiento de comunidad. Utilizadas de manera adecuada, pueden ser un medio excelente para que las cosas cambien e influir en el proceso de toma de decisiones.

Utilizadas de manera adecuada, las redes sociales pueden ser un medio excelente para cambiar las cosas

La dificultad estriba en que, cuando se trata de planificación urbana, el cambio suele ser un proceso a largo plazo. No se puede cambiar la fisonomía de una ciudad en unos meses. Aunque Ámsterdam, con sus numerosos edificios “ecológicos” y su vasta red de vías ciclistas, está considerada hoy una de las ciudades más sostenibles de Europa, no siempre fue así. Fue en la década de 1970 cuando la ciudad empezó a invertir en carriles para bicicletas debido a las altas tasas de mortalidad entre ciclistas y peatones. Hicieron falta muchas protestas y 40 años de políticas urbanas para crear la ciudad que conocemos hoy.

La paciencia y la perseverancia son cruciales. A Nyasha Harper-Michon le gusta recordárselo a los jóvenes arquitectos impacientes por cuestionar las prácticas establecidas. Los edificios que se construyen hoy se diseñaron hace cinco o diez años, de forma que el impacto de las nuevas formas de hacer las cosas no es inmediatamente visible. Pero hay que tener paciencia.

Su primer consejo a los arquitectos-activistas en ciernes es que abran los ojos. “Piensa en cómo vives la ciudad y comparte esa experiencia. Te darás cuenta de que todos sentimos el mismo espacio de maneras distintas. Dar el ejemplo yendo en bicicleta al colegio o al trabajo, o plantando un jardín delante de nuestra vivienda, es ya pasar a la acción. También puedes ir más lejos y crear una asociación o implicarte en temas relativos a las políticas. A cada uno le corresponde encontrar el camino que más le convenga”.

Barcelona, nueva Capital Mundial de la Arquitectura para el año 2026

La ciudad de Barcelona, en España, ha sido designada oficialmente Capital Mundial de la Arquitectura para 2026 por la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, basándose en una recomendación del Comité conjunto UNESCO-UIA, presidido por el arquitecto francés Dominique Perrault.

En 2018 la UNESCO y la UIA (Unión Internacional de Arquitectos) lanzaron la iniciativa Capitales Mundiales de la Arquitectura con el objetivo de destacar el papel clave de la arquitectura, el urbanismo y la cultura en la configuración de la identidad urbana y el desarrollo urbano sostenible. Cada tres años, la UNESCO designa a las ciudades anfitrionas de los Congresos Mundiales de la UIA como Capitales Mundiales de la Arquitectura.

La ciudad designada se convierte en un foro mundial a la vanguardia de debates sobre urbanismo y arquitectura contemporáneos, así como sobre los desafíos mundiales más apremiantes. Tras Río de Janeiro (Brasil) en 2020 y Copenhague (Dinamarca) en 2023, Barcelona se convierte en la tercera ciudad que recibe este título.

Construir para el mañana
UNESCO
enero-marzo 2024
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