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Wang Shu: “La arquitectura sostenible era una técnica y se ha convertido en un movimiento”.

Wang Shu, galardonado con el prestigioso premio Pritzker, revisita la arquitectura china utilizando materiales reciclados y técnicas tradicionales. Fundador de Amateur Architecture Studio, Wang se esfuerza por diseñar proyectos que se integren armoniosamente en sus entornos.
Le musée Lin’an à Hangzhou (2020)

Entrevista realizada por Chen Xiaorong
UNESCO

En 2012, usted se convirtió en el primer arquitecto chino en ganar el prestigioso premio Pritzker. ¿Qué significa para usted este reconocimiento y cómo describiría su propio estilo arquitectónico?

El premio Pritzker se concede a profesionales que han influido de manera notable en el panorama arquitectónico internacional. El hecho de que me lo otorgaran a mí significa una forma de reconocimiento para todos los arquitectos chinos; la prueba de que se había superado la etapa de la imitación y habíamos logrado un lenguaje arquitectónico específico y contemporáneo. También marcó un punto de inflexión en cuanto al alcance de este premio, que hasta entonces se había concedido mayoritariamente a occidentales.

Los discursos pronunciados durante la ceremonia de entrega de premios pusieron de relieve un enfoque singular y un “lenguaje arquitectónico propio”. Este lenguaje arquitectónico no hace caso omiso de la historia; al contrario, tiende un puente entre tradición y modernidad. Es importante garantizar que la arquitectura conserve su pertinencia en el mundo contemporáneo. Los principales elementos de mi lenguaje arquitectónico son la naturaleza, los recuerdos y los matices del lenguaje ("词句" o ci ju en chino).

Junto a su esposa Lu Wenyu, cofundadora del estudio Amateur Architecture Studio, ha diseñado edificios emblemáticos en su país como el museo de Ningbo y la Academia de Artes del recinto universitario de Xiangshan, construidos con materiales reciclados. ¿Cómo definiría la “arquitectura sostenible”?

Cuando se evoca esta idea, lo hacemos a menudo desde una perspectiva occidental. Sin embargo, la arquitectura tradicional china posee un sistema de reciclado que da prioridad a elementos tales como la ventilación, la protección contra la lluvia, la regulación térmica y la optimización de la luz. Haciendo hincapié, además, en la coexistencia armoniosa del hogar o de la familia.

La arquitectura tradicional china da prioridad a la ventilación, la protección contra la lluvia, la regulación térmica y la optimización de la luz

La arquitectura sostenible ha dejado de ser una técnica para convertirse en todo un movimiento, y, en los últimos años, ha ido ganando cada vez más reconocimiento internacional. En 2007, por ejemplo, recibí el Premio Mundial de Arquitectura Sostenible en París.

Desde la década de 2000, muchos proyectos arquitectónicos en China han seguido este enfoque. La Academia China de Artes en el recinto universitario de Xiangshan, diseñado por mí, es un ejemplo de lo anterior. No se trata de un solo edificio, sino de un conjunto de estructuras extendidas por la ciudad que responden a los desafíos urbanos. En 2021, este proyecto fue incluido en la lista “Las 25 obras arquitectónicas más notables de la posguerra”, publicada por The New York Times.

¿Cuáles son los desafíos de la arquitectura sostenible en China?

En China el sector de la construcción desempeña un papel fundamental y puede contribuir significativamente en este ámbito. Estoy convencido de que el mayor aporte de mi país al desarrollo sostenible en el siglo XXI vendrá de sus edificios. No olvidemos que más del 50% de las viviendas tradicionales chinas son de tierra amasada. La arquitectura debe inspirarse en esta rica cultura tradicional para que pueda desarrollar un enfoque propio y singular.

¿Cómo logró trabajar con el Centro Internacional de Construcciones de Tierra (CRAterre), asociado de la UNESCO?

A principios de la década del 2000, quedé impresionado por la revolucionaria estructura de tierra de la Kapelle der Versöhnung que el Centro diseñó en Berlín. Cuando me reuní con ellos en 2010, en las montañas cercanas a Grenoble, en Francia, me di cuenta de que en CRAterre llevaba 30 años investigando a fondo las nuevas técnicas asociadas a la arquitectura en tierra, en colaboración con la UNESCO. Me sentí muy inspirado.

En 2011, el Centro nos ayudó a crear nuestro propio laboratorio y nos prestó un apoyo técnico sin escatimar esfuerzos. En 2013, diseñé y supervisé la construcción de un enorme edificio de tierra amasada de 9.000 m2 en el recinto universitario de Xiangshan, en Hangzhou. En aquel momento, era el mayor edificio de tierra de Asia. Más recientemente, en 2022, terminé el edificio que hoy alberga los Archivos Nacionales de Publicaciones y Cultura, también en Hangzhou, donde la tierra amasada desempeña un papel fundamental.

Usted aboga por un enfoque de la arquitectura denominado “regionalismo crítico”. ¿Puede explicar este concepto?

El concepto de “regionalismo” se introdujo en Europa a finales de la década de 1970 como reacción a una tendencia dominante en la arquitectura moderna que daba prioridad a la ciencia y la tecnología y que se aplicaba en detrimento de las culturas locales y autóctonas de todo el mundo. En el contexto actual del desarrollo sostenible, el reto pasa por revisar ese concepto de “regionalismo”, infundirle capacidad crítica y vitalidad. A través de mi trabajo pretendo contribuir de forma tangible a esta idea, a una escala internacional.

El regionalismo crítico no se limita a promover la utilización de elementos heredados del pasado, sino que pretende crear una coexistencia armoniosa entre las culturas tradicional y moderna. Esto significa utilizar técnicas tradicionales, incluso en proyectos arquitectónicos a gran escala, así como tecnologías innovadoras.

¿Cómo alcanzó la fama internacional?

Haber aprendido de niño la caligrafía sentó las bases de mi pasión por comprender la estética china tradicional. En cuanto entré en el ámbito de la arquitectura, me di cuenta de que existían infinitas vías para explorar esta estética. Durante mi segundo año de estudios universitarios, dos referencias cruciales -Hacia una arquitectura, del arquitecto suizo Le Corbusier (1923), y el Manifiesto de la Bauhaus (1919)- me influyeron profundamente por sus planteamientos críticos en la materia.

Para tener un impacto planetario, debo anclar mi obra en la cultura china

También he investigado mucho sobre la arquitectura tradicional. En la década de 1990, mis ideas poco convencionales solían encontrar resistencia, lo que me impedía participar en grandes proyectos arquitectónicos. Esto me obligó a aceptar proyectos más modestos gracias a los cuales pude colaborar con artesanos expertos y gente familiarizada con las técnicas tradicionales, una experiencia que los arquitectos que trabajan para grandes empresas rara vez logran alcanzar. Creo firmemente que, para ejercer influencia a escala mundial, debo encontrar arraigo en la cultura china y convertirla en la piedra angular de mis proyectos.

Construir para el mañana
UNESCO
enero-marzo 2024
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