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Con la Red, no contra ella

El periodismo atraviesa hoy una crisis mundial debido a los espacios que Internet y las redes sociales han abierto para los rumores y las noticias falsas. Sin embargo, esos mismos espacios y herramientas pueden y deben utilizarse para hacer un mejor periodismo, como muestra El Faro, un periódico salvadoreño pionero en la Red. Esta es su historia.

Por Carlos Dada

 

Aprendimos a hacer periodismo un poco a la brava. 1998. El Salvador acababa de salir de una larga guerra civil y no contábamos con grandes maestros que nos guiaran. Pero estábamos convencidos de que la posguerra requería de un periodismo nuevo y de voces independientes que refrescaran el espectro informativo nacional. Creíamos que el país se merecía un nuevo periódico, así que lo hicimos.

El Faro nació en mayo de 1998 sin recursos y por eso nació en Internet aun cuando en El Salvador apenas entre 2 y 5% de la población tenía acceso a la Red. Aprovechamos las nuevas tecnologías para existir, porque de otra manera nunca habríamos podido sostener los costos operativos de un periódico impreso. Internet fue nuestra única opción, pero fuimos muy afortunados: ni siquiera nosotros imaginábamos entonces cuánto iba a transformar la web el destino de la humanidad.

Comenzamos haciendo El Faro en nuestro tiempo libre. Poco a poco se fueron integrando jóvenes talentosos que querían hacer prácticas en un medio nuevo. Pasamos algunos años sin ingresos y con gastos mínimos, porque todo nuestro trabajo era voluntario y lo hacíamos desde nuestras casas. Eso forjó también nuestro carácter independiente. Cuando la industria comenzó a tomarse en serio la Internet y los lectores comenzaron a buscar sus noticias navegando, nosotros ya estábamos muy bien plantados en ese espacio.

La falta de maestros que nos trasladaran conocimiento periodístico la compensamos con lecturas y mucha autocrítica. Nuestro periódico se formó aprendiendo de sus propios errores y en reflexión y debate constante sobre la práctica.

El reconocimiento

Del trabajo voluntario pasamos a una planta fija profesional y varios de aquellos periodistas que llegaron siendo estudiantes hoy son copropietarios y poseen acciones de El Faro. Pronto cumpliremos veinte años y somos uno de los medios más reconocidos de América Latina por la calidad del trabajo de nuestra plantilla.

Dedicamos la mayor parte de nuestro quehacer al periodismo investigativo y narrativo enfocándonos en seis grandes ejes de cobertura: violencia y crimen organizado; corrupción; crímenes de guerra; cultura; pobreza y desigualdad; y política. Es decir, aquellos temas que, creemos, son menos investigados y más necesarios para explicar por qué, más de dos décadas después del fin de la guerra, El Salvador continúa siendo uno de los países más violentos del mundo, desigual y pobre, que depende en buena medida de las remesas que envían los dos millones de salvadoreños que viven en el extranjero (la tercera parte de la población).

La paradoja de este oficio es que, cuanto mejor se hace, menos amigos van quedando. Nos han acusado de ser antipatriotas; de defender a las pandillas violentas; de ser enemigos de la propiedad privada o de la revolución. En un país políticamente polarizado entre las extremas derecha e izquierda que hicieron la guerra, los gobiernos de derecha nos acusaron de izquierdistas y los de izquierda de derechistas. Hemos recibido mensajes poco amigables de narcotraficantes, de criminales de guerra, de pandilleros, de políticos corruptos, de gobernantes, militares y policías. Hemos tenido que interponer algunas denuncias por amenazas.

A veces incluso esos mensajes provienen de lectores muy molestos porque nuestro trabajo no se corresponde con lo que ellos consideran necesario para el país. Hace un par de años publicamos un reportaje en el que denunciábamos que la policía estaba masacrando a sangre fría a jóvenes pandilleros, después de capturarlos. Dado que las pandillas son la principal fuente de violencia en El Salvador, muchos lectores nos acusaron de obstaculizar el trabajo policial. Entendemos muy bien las razones que explican esas reacciones, pero no debemos hacer periodismo pensando en satisfacer las aspiraciones o ansiedades de nuestros lectores, porque el periodismo populista es irresponsable, dañino e inmoral.

Apertura internacional y formación

En los últimos años hemos querido extender nuestra cobertura a los países vecinos Honduras y Guatemala, con los que compartimos niveles similares de violencia, corrupción y descomposición social. Aunque hasta ahora no hemos sido capaces de hacer una cobertura sistemática tal como la desearíamos, sí hemos avanzado en la construcción de una red que ya nos permite hacer investigaciones conjuntas con algunos periodistas de esos países.

Tras dos décadas de crecimiento, varios de los periodistas de El Faro son ahora también autores de libros; hacemos radio; documentales; exposiciones y conferencias. Y sentimos la obligación de transmitir nuestros conocimientos a las nuevas generaciones.

Con ese objetivo, cada mes de mayo organizamos el Foro Centroamericano de Periodismo, una semana de talleres, conferencias y exposiciones con decenas de invitados especiales de toda América Latina, Estados Unidos y Europa. Los mejores periodistas de la región y de otros países imparten talleres de periodismo investigativo, periodismo radial, fotografía o crónica. Este año, más de un centenar de jóvenes periodistas, principalmente de América Central, han sido alumnos de esos talleres.

El Foro Centroamericano es el evento estelar de nuestro programa permanente de formación y conferencias que tiene por objetivo elevar la calidad del periodismo de Centroamérica, la región más pobre del continente, y mantener a sus periodistas en constante comunicación con colegas de toda América Latina. Es nuestra manera de aportar a la creación de redes regionales, que abren nuevas posibilidades de colaboración para la cobertura de problemas que, cada vez más, trascienden las fronteras de nuestros países.

Carlos Dada

Carlos Dada, periodista de El Salvador, fundó El Faro en 1998. Reportero en Iraq, Venezuela, México, Guatemala u Honduras, su trabajo ha sido publicado en América Latina, Estados Unidos, Bosnia y España. En 2011 obtuvo el premio María Moors Cabot de la Universidad de Columbia (Estados Unidos).

Medios de comunicación: verdad contra mentira
Julio-Septiembre 2017
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