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Las ‘Edtechs’ ganan popularidad en África

La crisis sanitaria causada por la pandemia de COVID-19 impulsó la utilización de nuevas tecnologías educativas en el continente africano. Aunque estas innovadoras soluciones abren amplias perspectivas, su aplicación tropieza con las desigualdades de acceso al mundo digital.
En Afrique, les EdTechs ont la cote

por François Hume-Ferkatadji
Periodista en Abidjan, Côte d’Ivoire

Abril de 2020. Bajo la luz de los focos, un profesor de matemáticas explica su asignatura ante una hilera de cámaras y… una fila de pupitres vacíos. La escena tiene lugar en la escuela secundaria general de Abiyán, un establecimiento de estudios situado en el centro de la capital. Un conocido director de cine ha sido especialmente designado para la ocasión.

Se trata del principio de la crisis sanitaria mundial que provocó el cierre de la mayoría de las escuelas del mundo. Côte d’Ivoire no fue la excepción. El gobierno se afanó entonces en producir un banco digital de programas pedagógicos: cientos de horas de lecciones grabadas improvisadamente para todos los niveles, desde primaria hasta secundaria.

Al principio estas emisiones se difundían cada noche en en la RTI, la televisión nacional, y más tarde se pusieron en línea en una plataforma pedagógica auspiciada por el Ministerio de Educación. “En ese momento nos dimos cuenta de que en el país había recursos humanos cualificados y competentes en el ámbito de las tecnologías de la educación”, recuerda Joseph Guede Biagne, coordinador nacional del Programa de educación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) de 2004 a 2020.

Nuevas perspectivas

Côte d’Ivoire no es un caso aislado. En varios países de África, las dificultades derivadas de la pandemia de COVID-19 provocaron una rápida evolución del sector de educación gracias, sobre todo, a la aplicación de las edtechs o tecnologías al servicio de la enseñanza.

No era la primera vez que una crisis sanitaria generaba soluciones innovadoras en el sector. Durante la epidemia de ébola que azotó a Sierra Leona entre 2014 y 2016, la radio se utilizó masivamente para facilitar a los alumnos el seguimiento de los cursos y, hoy en día, muchos profesionales del sector priorizan el uso de las tecnologías de la educación para la formación de docentes más que para los alumnos.

En Sierra Leona, la ONG EducAid se ha asociado con FabData, una empresa especializada en el análisis de datos para el sector de educación, con el fin de generar una inteligencia artificial disponible en WhatsApp. “Es una herramienta muy poderosa para acompañar a los docentes en su trabajo”, comenta Miriam Mason, directora de EducAid en Sierra Leona. “El maestro puede pedir al servidor que le sugiera indicaciones pedagógicas, y la IA se las proporciona”.

En ese pequeño país de África Occidental, donde más de la mitad de la población tiene menos de 18 años, la carencia de docentes es alarmante. En muchos casos, la calidad de los cursos es también insuficiente. Muchos maestros jóvenes empiezan a trabajar sin ninguna formación previa sólo porque es necesario ocupar las plazas vacantes. “No es raro que un profesor de química tenga poco conocimiento de la materia. Y esa situación se extiende a todas las asignaturas”, se lamenta Miriam Mason. 

La carencia de formación docente constituye un problema para buena parte del continente. Según la edición de 2023 del Informe de seguimiento de la educación para todos en el mundo de la UNESCO, solamente el 64% de docentes de primaria y el 50% de los de secundaria han recibido una formación mínima en África subsahariana En ese contexto, el uso de la inteligencia artificial aparece como un medio eficaz de ayudar a los maestros a identificar soluciones pedagógicas y elaborar cursos adaptados a los estudiantes. En Sierra Leona, unos 1.500 docentes ya se han inscrito en ese programa.

El uso de la inteligencia artificial constituye un medio eficaz de ayudar a los maestros a hallar soluciones pedagógicas

También han surgido empresas innovadoras que proponen servicios educativos destinados a los alumnos, como la plataforma kenyata Eneza Education, especializada en el apoyo escolar de estudiantes de primaria y secundaria, y a la que se puede acceder a través de un teléfono móvil. Esos nuevos servicios facilitan el contacto con grupos de población que viven en zonas remotas y que disponen de poca conexión a Internet. De ese modo, la enseñanza superior se adapta progresivamente a la tecnología digital. Con más de 60.000 alumnos, la Universidad digital Cheikh Hamidou Kane es actualmente la segunda universidad de Senegal en término de matrículas.  

En Afrique, les EdTechs ont la cote
Durante el confinamiento causado por la pandemia de COVID-19 los alumnos de Ghana podían seguir las clases a través de Internet, televisión o radio.

Acceso desigual

Enseñar mejor y a más alumnos: las edtechs pueden propiciar el aprendizaje, pero tropiezan con la desigualdad de acceso a la tecnología. “En Sierra Leona, la gran mayoría de los docentes carece de ordenador portátil y ni siquiera dispone de un teléfono móvil; además, también tenemos problemas de conectividad”, apunta Miriam Mason. “Las deficiencias de la red de Internet en el campo y el alto costo de los datos constituyen obstáculos importantes”, añade Joseph Guede Diagne. Según el informe de la UNESCO, en África subsahariana el 89% de los estudiantes carecen de ordenador en el hogar y el 82% no dispone de conexión a Internet. 

La disparidad de capital cultural en las familias constituye también un freno importante a la igualdad de oportunidades. “Incluso cuando hay un banco de contenidos sólido y accesible, el acompañamiento y el seguimiento del trabajo de los alumnos es muy diferente si viven en una familia alfabetizada o si sus parientes no saben leer ni escribir”, añade Joseph Guede Diagne. En Côte d’Ivoire, en 2019, la tasa oficial de analfabetismo era del 43,7%.

Más allá de esos desafíos, la eficacia de las edtechs, tanto si se trata de la realidad virtual como de la robótica educativa o de los cursos en línea, todavía está pendiente de evaluación. En África, como en otras regiones, no hay datos suficientes en este ámbito. A principios de 2022, la organización estadounidense Innovations for Poverty Action (IPA) coordinó un estudio en Kigoma (Tanzania) en el que se utilizaron dos programas de aprendizaje en tabletas informáticas para los alumnos de una escuela primaria de un campo de refugiados.

La eficacia real de las edtechs, tanto si se trata de realidad virtual como de robótica educativa o cursos en línea, todavía está pendiente de evaluación

“Tras efectuar tres evaluaciones aleatorias en grupos de 300 alumnos, los expertos constataron que la enseñanza con tabletas informáticas mejoraba considerablemente las competencias en matemáticas y la alfabetización en general”, explica Laura Castro, responsable del programa en la IPA. Según la ONG, este ejemplo muestra el potencial transformador de las tecnologías de la educación en contextos en los que los recursos son limitados.

Sin embargo, todavía hace falta que estas iniciativas se beneficien de un seguimiento y que sean duraderas, ya que de lo contrario, según advierten algunos expertos, corren el riesgo de fracasar. “Suelen ser iniciativas aisladas o limitadas a una zona determinada”, señala Miriam Mason. “Proporcionar tabletas informáticas a los alumnos es una medida muy costosa y poco sostenible”, agrega. “¿Cuál es la esperanza de vida de una tableta que pasa de un alumno a otro? ¿Cómo repararlas? ¿Habrá que renovarlas constantemente?”.

En general, los pedagogos coinciden en afirmar que los sistemas que se basan solamente en la informática no constituyen un horizonte deseable y que debería limitarse la exposición de los niños a las pantallas. “No debemos olvidar jamás el lado humano”, insiste Miriam Mason, “no se puede reemplazar a los docentes con tecnología”.