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Construir para el mañana

enero-marzo 2024
Construir para el mañana
El Correo de la UNESCO
enero-marzo 2024
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La arquitectura cristaliza la forma de la que queremos vivir y compromete nuestro futuro. Por eso está en el centro de los desafíos contemporáneos, sobre todo en lo que se refiere al desarrollo sostenible.

Una sola cifra basta para resumir la magnitud de los retos: el sector del ladrillo, incluyendo la construcción y el consumo de energía, es responsable del 39% de las emisiones mundiales de CO2. Esta realidad ilustra la imperiosa necesidad de llevar a cabo una “revolución verde” en la arquitectura, no sólo para preservar nuestro planeta, sino también para convertirlo en un lugar más agradable donde vivir.

No existe una sola forma de conseguirlo: la adaptación a las particularidades del clima, la transformación de los edificios antiguos y sus usos o el empleo de materiales sostenibles y no contaminantes son algunos de los mecanismos que emplean arquitectos, urbanistas, ingenieros y responsables de la formulación de políticas. En este nuevo y apasionante número de El Correo de la UNESCO encontrará iniciativas prometedoras e inspiradoras que ya se han aplicado con audacia y creatividad.

La idea de proporcionar una alternativa a la omnipresencia del hormigón no es algo nuevo. Algunas técnicas, como los conocimientos tradicionales vinculados a la conservación de la arquitectura de madera en Japón, inscritos en el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, se han perpetuado hasta nuestros días. A través de su programa sobre el patrimonio mundial para la arquitectura en tierra, la UNESCO también promueve y preserva otras técnicas y conocimientos tradicionales, sobre todo en África.

Ya en la década de 1950, algunos arquitectos visionarios practicaban lo que todavía no se llamaba “arquitectura sostenible”. Es el caso del egipcio Hassan Fathy con su pueblo de Nueva Gourna, en Luxor, diseñado con materiales de la zona, o de Laurie Baker que, en la década de 1960, inventó en la India una construcción de bajo coste respetuosa con el medioambiente.

Desde entonces, las innovaciones se han multiplicado: una torre de madera en Noruega, el Museo del Mañana, en Río de Janeiro, con sus sistemas de control de la energía solar y reciclado de agua, o un edificio modular accesible a todos en Canadá son solo algunos ejemplos.

Pero la urgencia del cambio climático exige que vayamos más lejos y más rápido para poder crear un modelo de arquitectura más sostenible e inclusivo a escala mundial. La arquitectura no consiste solo en diseñar estructuras de madera, piedra o cristal: es un reflejo de nuestras sociedades y de nuestras aspiraciones para construir un mundo mejor.

En una entrevista concedida a El Correo, el arquitecto germano-burkinés Diébédo Francis Kéré, galardonado con el Premio Pritzker de arquitectura y encargado por la UNESCO del diseño de su futuro Museo virtual de bienes culturales robados, afirmaba que quería “trabajar con la naturaleza y no contra ella”. ¿Y si esta idea se convirtiera en el lema de la profesión?

 

Audrey Azoulay
Directora General de la UNESCO