Idea

La relación entre palabras e imágenes, un juego de niños

En los libros infantiles, las imágenes no sólo sirven para ilustrar el texto. Ofrecen otra dimensión y permiten a los jóvenes lectores crear su propia interacción con los personajes.
Illustration extraite de L’Arbre rouge de Shaun Tan (Australie).

Chrysogonus Siddha Malilang
Profesor en la Universidad de Malmö (Suecia), titular de un doctorado en Estudios Literarios. Editor responsable de Bookbird: A Journal of International Children's Literature [Bookbird: Revista de Literatura Internacional para Niños].

Pour les enfants, la lecture s’apparente à une aventure. Il faut remonter à la publication en 1865 d’Alice au pays des merveilles, de Lewis Carroll, pour trouver cette volonté de répondre au goût des enfants pour le jeu. L’exploration ludique par Alice de ce pays des merveilles sens dessus dessous est le moteur de l’histoire.

Aucune valeur morale particulière n’est inculquée dans ce livre, ce qui laisse la possibilité aux enfants de laisser libre cours à leur imagination. Ce livre est souvent reconnu comme celui qui marque le passage de l’ère du didactisme à celui de la littérature pour enfants, inaugurant une nouvelle ère où le plaisir et le divertissement avaient leur place.

La lectura como un juego

La idea de la “lectura como un juego” no exige una asociación perfectamente simétrica entre textos e imágenes. De hecho, cuando los elementos visuales se limitan a ilustrar el texto, la experiencia es menos intensa que cuando existe un distanciamiento entre ambos. El libro Rosie’s Walk [El paseo de Rosie] (1968), de la ilustradora y escritora británica Pat Hutchins, por ejemplo, presenta dos historias diferentes. Mientras la narración se refiere únicamente al paseo tranquilo de la gallina Rosie, la ilustración muestra los intentos infructuosos de un zorro que trata de tenderle una emboscada. Es difícil transmitir este relato paralelo sólo con palabras. 

El juego de la relación entre palabras e imágenes permitió evocar temas tabú

El juego de la relación entre palabras e imágenes ha permitido evocar a los jóvenes lectores temas antes considerados tabú. Where The Wild Things Are [Donde viven los monstruos] (1963), del autor e ilustrador estadounidense Maurice Sendak, relata la historia de un niño que tiene que enfrentarse a su propia ira. El trabajo de Sendak con las imágenes que se extienden más allá de la página es una invitación a seguir a Max en su aventura. A medida que las imágenes se amplían, el texto desaparece lentamente, creando un espacio lúdico para los lectores. La historia de cómo enfrentarse a la ira y hacer las paces con uno mismo se cuenta aquí sin palabras: su omisión permite a los jóvenes lectores crear su propia interacción con los personajes.

Libros silenciosos

Los libros ilustrados sin texto constituyen un formato relativamente novedoso en la literatura infantil. La ausencia de texto obliga al ilustrador a crear metáforas pictóricas que lleguen a los pequeños y, en cierta medida, esa práctica simplifica la forma de tratar temas de los que es difícil hablar. 

En Yellow Butterfly [La mariposa amarilla] (2023), un libro de imágenes sin texto del ilustrador ucraniano Oleksandr Shatokhin, la guerra se ve a través de los ojos de una niña que vislumbra esperanzas en el simbolismo de las mariposas amarillas. En The Red Tree [El árbol rojo] (2001), el autor e ilustrador australiano Shaun Tan recurre a imágenes oscuras y surrealistas para describir la depresión, mientras la ilustradora coreana Suzy Lee evoca la música clásica en su libro sin texto Vivaldi's Summer [El verano de Vivaldi] (2022).

La ausencia de texto en los libros ilustrados permite a los jóvenes lectores recurrir a sus propias experiencias y conocimientos

La ausencia de texto también rompe las barreras lingüísticas, ya que permite a cualquier niño acceder al libro. Los jóvenes lectores pueden entonces proyectar su propia experiencia y conocimientos en la obra y hacer suya la historia inicialmente creada por un adulto.

Los archivos de Père Castor inscritos en el Registro Memoria del Mundo de la UNESCO

Roule galetteMichkaApoutsiak le flocon de neigePoule Rousse son cuentos clásicos de la literatura infantil en lengua francesa que tienen en común haber sido publicados en la colección Père Castor, fundada en 1931 por el editor Paul Foucher en el seno de la editorial Flammarion de París. 

Estos libros infantiles, en los que colaboraron autores rusos, alemanes, polacos, checos, holandeses, suecos, belgas y franceses, están traducidos a una veintena de idiomas. Desde 2017, los archivos de Père Castor forman parte del Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO. 

La originalidad de los álbumes, a veces inspirados en cuentos tradicionales, reside en el cambio radical de la maquetación ya que, por primera vez, el texto y la imagen aparecen en la misma página, lo que facilita su lectura ya que la imagen complementa al texto. 

Situados en su mayor parte en Meuzac, en la región de Haute-Vienne, en el centro de Francia, los archivos reunidos por Paul Faucher hasta su muerte en 1967, incluyen documentos sobre sus comienzos como librero, pero particularmente sobre la concepción, producción y distribución de la colección “Les albums du Père Castor” (1931-1967). Los archivos incluyen notas, primeras ediciones, dibujos originales, grabaciones y fotografías, así como cartas enviadas por los niños a Père Castor.  

El Registro Internacional Memoria del Mundo reúne patrimonio documental de interés internacional y valor universal, como el diario de Ana Frank, afiches de películas cubanas, manuscritos del escritor ruso Fiódor Dostoievski y archivos sonoros de música tradicional china. La inclusión en el Registro reitera la importancia de este patrimonio, contribuye a su difusión y permite que sea más accesible, al mismo tiempo que facilita su conservación.