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En Nigeria, el sueño a cualquier precio

Cada vez son más los jóvenes que deciden emigrar. El desempleo, la falta de perspectivas, el poder de seducción del mundo occidental idealizado y el desconocimiento de los peligros de la emigración ilegal explican este éxodo masivo.

Por Lanre Ikuteyijo

Los jóvenes nigerianos componen uno de los grupos de población más numerosos de quienes emigran a Europa desde los países del Sur. ¿Por qué deciden abandonar su país? ¿Son conscientes de los peligros a los que se exponen durante el trayecto? Ese precisamente era el objetivo del estudio que publiqué en 2019 con el título de Irregular Migration as Survival Strategy: Narratives from Youth in Urban Nigeria [La migración irregular como estrategia de supervivencia: Relatos de jóvenes de zonas urbanas de Nigeria].

Realizado en cuatro grandes ciudades del país -Lagos, Ibadan, Ilé-Ifé y Benin City- seleccionadas por sus características en materia de migración irregular, el estudio se centró en jóvenes de 15 a 35 años. Todas las personas entrevistadas eran susceptibles de migrar ilegalmente: o estaban en paro, cursaban el último año de estudios superiores o militaban en el servicio nacional obligatorio.

Los jóvenes que figuran en una o más de esas categorías manifiestan su temor ante el porvenir y consideran que la emigración es una estrategia de supervivencia para escapar de una vida de pobreza e impotencia. El estudio incluye también jóvenes que emigraron y regresaron,  ya fuera voluntariamente o como consecuencia de una expulsión.

Primera lección: la mayoría de esos jóvenes ignoran los procedimientos de inmigración oficiales y legales. Más de la mitad de ellos carecen de pasaporte válido, condición mínima para una migración internacional lícita y segura. Saben que es posible emigrar ilegalmente o, como dicen en Nigeria, “partir a pie hacia Europa”. La mayoría de ellos conocen a alguien que ha dejado el país clandestinamente, gracias a documentos falsos o a los servicios de traficantes de seres humanos o contrabandistas.

Todos piensan que “el fin justifica los medios”. No creen que la migración irregular constituya una infracción, sino una solución cómoda, “astuta” e “inteligente” para llegar al extranjero. Su deseo de emigrar eclipsa los peligros de un viaje clandestino y los convierte en presas fáciles para las bandas que practican la trata de seres humanos.  

Los jóvenes conciben la migración ilegal como una solución “astuta” para llegar al extranjero

Una vida idealizada

El “Occidente soñado”, una visión idealizada de la vida en los países occidentales, ocupa el centro del proyecto migratorio. Por lo general, las personas entrevistadas creen que quienes han logrado emigrar disfrutan de una calidad de vida más satisfactoria. “Los emigrados suelen vivir mejor que nosotros aquí, en Nigeria. Disponen de electricidad todo el tiempo, mejores condiciones climáticas, una alimentación sana y disfrutan de una relativa seguridad”, opina Saturday*, una joven desempleada de 29 años. 

Sus actitudes también están influenciadas por la radio, la televisión, la música y otras imágenes de los países de destino difundidas a través de la cultura popular y los medios de comunicación. El calificativo de been to (que ha ido a), apodo que se otorga a quienes han visitado otros continentes, en particular Europa y América, confiere a quien lo recibe cierta categoría social. Recibir en el hogar a un emigrado que ha vuelto al país se considera un elemento de prestigio suplementario. 

Las informaciones relativas a los países de destino, a veces exageradas o inexactas, proceden de fuentes informales: amigos, parientes o redes sociales.

Un desempleo endémico

La situación económica y las altas tasas de paro juvenil impulsan a los nigerianos a buscar mejores oportunidades, empleos y más seguridad. En 2020, según la Oficina Nacional de Estadística, el 53,4 % de los jóvenes estaba en paro. Según el Reloj de la pobreza mundial 86 millones de nigerianos, es decir, el 41% de la población, viven hoy en la extrema pobreza.

En 2020, el 53,4 % de los jóvenes de Nigeria estaba en paro

Estos factores económicos unidos a otras variables, como la inestabilidad política, el aumento de los conflictos y, ahora, los efectos de la pandemia de COVID-19, han hecho que un número cada vez mayor de jóvenes de determinadas categorías sociales se marche de Nigeria a países que consideran más alentadores.. 

La mayoría de los entrevistados que habían salido ilegalmente de Nigeria reconocieron que no eran conscientes de lo que les esperaba. Muchos de ellos contaron relatos espantosos sobre sus tentativas de llegar a Europa andando. Jessica, una joven de 30 años que regresó de Italia, contó que seis de las mujeres jóvenes con las que viajó fallecieron en el mar. El grupo, compuesto por 160 personas, se había distribuido en tres embarcaciones. Dos se averiaron en alta mar y seis pasajeras murieron antes de que los socorristas las interceptaran. Los supervivientes fueron finalmente recogidos por posibles empleadores, legales o no, tras su llegada a España.

El crecimiento y el impulso económicos de cualquier país dependen en gran medida del desarrollo del capital humano y, por ende, de la formación y la educación. Pero las universidades nigerianas se ven paralizadas periódicamente por huelgas que perturban la enseñanza y provocan una pérdida de confianza en esas instituciones, lo que hace que los jóvenes deseen cursar estudios en el extranjero.

Alertar sobre los peligros de la migración irregular

Esta tendencia da lugar a una modalidad de migración por etapas, ya que la mayoría de los alumnos prefieren permanecer en el país anfitrión al acabar sus estudios para conseguir allí un futuro mejor, en vez de regresar a su nación de origen. Jessica fue embaucada por traficantes que la sedujeron con la perspectiva de estudiar en el extranjero. “Durante las vacaciones del primer trimestre de la escuela secundaria, un amigo de la familia les dijo a mis padres que me llevaría a Italia para continuar mi escolaridad en ese país. Mis padres se dejaron convencer, porque creían que allí me sería más fácil proseguir los estudios”. Al llegar a su destino, la joven italiana comprendió que había sido engañada y regresó a Nigeria. 

Analizar los motivos que impulsan a los jóvenes nigerianos a dejar su país natal puede dar lugar a respuestas políticas. Para disuadirlos de emigrar, Nigeria debe superar las desigualdades, crear empleos y garantizar la seguridad de la población. Además, programas y actividades deben mostrarles los peligros y las trampas de la migración irregular y abrirles los ojos sobre el destino que aguarda a los clandestinos y la vida en los países de acogida. En los programas de estudios secundarios deberían incorporarse los conocimientos elementales sobre los derechos de los migrantes y los procedimientos internacionales en materia de migración.

Nigeria debería promover y construir una economía propicia a los jóvenes, que proporcione apoyo material y financiero a quienes desean emprender. Estas intervenciones son esenciales para asegurarse de que el país conserva el precioso tesoro de competencias y capacidades que alberga su juventud. 

*Todos los nombres se han cambiado para proteger la identidad de quienes participaron en el estudio.

Lanre Ikuteyijo

Profesor de la Facultad de Sociología y Antropología de la Universidad Obafemi-Awolowo de Ilé-Ifé, Nigeria

Historias de MIGRACIONES
UNESCO
Octubre-Diciembre 2021
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